ENERO 11| DIA 3

¿ES DIFÍCIL ENCONTRAR
TIEMPO PARA ORAR?

JOYA BÍBLICA
“Aguarda a Jehová; Esfuérzate, y aliéntese tu corazón; Sí, espera a Jehová” (Salmo 27:14).

PREGUNTA
¿Cómo podemos encontrar tiempo para meditar y orar?

RESPUESTA
La necesidad de velar: “Es preciso que veléis para que el ajetreo de la vida no ocasione el descuido de la oración cuando más necesitáis la fuerza que ella os proveería. La santidad está en peligro de ser forzada fuera del alma por el afán excesivo de los negocios. Es un gran mal negarle al alma la fuerza y la sabiduría celestiales que esperan ser reclamadas por vosotros. Necesitáis esa iluminación que sólo Dios es capaz de dar. Nadie está capacitado para atender sus negocios a menos que tenga esta sabiduría”. Testimonios para la iglesia, tomo 5, p. 529.

La oración es fuente de fuerza: “Recordemos que la oración es la fuente de nuestra fuerza. Un obrero no puede tener éxito mientras repite apresuradamente sus oraciones, para precipitarse luego a atender algo que teme pueda quedar descuidado u olvidado. Dedica solamente unos pocos pensamientos apresurados a Dios, no toma tiempo para meditar, orar y aguardar del Señor una renovación de la fuerza física y espiritual. Pronto se cansa. No siente la influencia elevadora e inspiradora del Espíritu de Dios. No queda vigorizado por una vida nueva. Su cuerpo y cerebro cansados no son aquietados por el contacto personal con Cristo”. Ibíd., tomo 7, p. 231.

La oración es descuidada por el bullicio y la ostentación: “A medida que nuestro número aumenta, deben hacerse planes más amplios para satisfacer las demandas de los tiempos; pero no vemos aumento especial de la ferviente piedad, de la sencillez cristiana y de la devoción sincera. La iglesia parece conformarse con dar tan sólo los primeros pasos en la conversión. Sus miembros están más listos para la labor activa que para la devoción humilde, más listos para dedicarse al servicio religioso externo que a la obra interna del corazón. La meditación y la oración son descuidadas por el bullicio y la ostentación. La religión debe empezar vaciando y purificando el corazón, y debe ser nutrida por la oración diaria”. Ibíd., tomo 7, p. 526.

Omitir la oración ocasiona nuestros mayores errores: “Si permitimos que el exceso de trabajo nos aleje de nuestro propósito de buscar diariamente al Señor, cometeremos los mayores errores; incurriremos en pérdidas, porque el Señor no está con nosotros; así hemos cerrado la puerta para que él no tenga acceso a nuestras almas. Pero si oramos aun cuando tenemos las manos ocupadas, los oídos del Salvador están abiertos para escuchar nuestras peticiones. Si estamos decididos a no separarnos de la fuente de nuestra fortaleza, Jesús se pondrá decididamente a nuestra mano derecha para ayudarnos, a fin de que nuestros enemigos no nos avergüencen. La gracia de Cristo puede cumplir por nosotros todo lo que nuestros esfuerzos fallarán en hacer. Los que aman y temen a Dios pueden estar rodeados por una multitud de cuidados, y sin embargo no fallar ni hacer sendas torcidas para sus pies. Dios se ocupa de vosotros en el lugar donde desempeñáis vuestro deber. Pero aseguraos de ir con frecuencia al lugar donde se acostumbra a orar”. Consejos sobre la salud, p. 421.

Que nada desvíe del estudio de la Biblia y de la oración: “Que ninguna cosa, por preciada que sea, por amada que sea,  absorba vuestra atención y vuestros afectos, os desvíe del estudio de la Palabra de Dios o de la oración sincera”.  Testimonios para la iglesia, tomo 8, p. 60.

RESUMEN Y PENSAMIENTO PARA LA ORACIÓN
Padre misericordioso, por favor, ayúdanos a orar, porque sin una relación íntima con la Trinidad, tu Espíritu Santo nos deja y nuestra naturaleza espiritual muere, entonces, no importa cuán duro trabajemos, nuestra múltiples labores serán infructuosas y nos convertiremos en cristianos sin el poder del Espíritu Santo. Ayúdanos a ver claramente que la devoción excesiva aun a las cuestiones de Dios puede devastar y destruir nuestra vida espiritual. Cuando cometemos errores y tomamos decisiones equivocadas, es evidente que nuestro corazón y nuestra mente están cerrados a la influencia del Cielo.

Aun Martín Lutero reconoció esto, y afirmó: “A menos que pase dos horas cada mañana en oración, el diablo logra la victoria durante el día”.

Por favor, ayúdanos, Señor, a no permitir que nada, sin importar cuán bueno sea, nos aparte de leer tu Palabra y dedicar sinceros períodos prolongados de oración y  meditación en la vida inmaculada de Cristo y después escuchar ese silbo suave y apacible del Espíritu Santo diciéndonos: “Este es el camino, anda en esta dirección”.

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