En la historia de Jonás encontramos un gran simbolismo. A él se le pidió ir a Nínive. ¿Te han dado un campo misionero alguna vez? Nínive es un símbolo de nuestra misión. Puede ser que la misión sea la familia, la comunidad, nuestro trabajo, el mercado o quizás todas las anteriores. Lo importante es saber que Dios es quien escoge la misión, no nosotros. Si nosotros escogemos, entonces estamos de regreso hacia Tarsis. Este “país” por supuesto, es un lugar, una actividad un estilo de vida que escogemos. El problema de escogerlo nosotros es que no tenemos naturaleza espiritual. Por lo tanto, siempre vamos a tomar una mala decisión. Es por eso que Dios envía el Espíritu Santo a nuestras vidas. Su promesa es enviarnos el Espíritu Santo en cualquier momento incondicionalmente.

Mientras vayamos ajustándonos a esa voz, escuchando el clamor del mundo por su sed espiritual, a través de la oración y el estudio de la Biblia, tendremos mayor discernimiento de la voluntad de Dios para nosotros. Es importante mencionar que si no oyes la voz de Dios, evidentemente no estás capacitado para la misión que él te asignó.

Muchos van a la misión coaccionados por Dios para ir. Esto nos hace entender que Jonás es el tipo de persona que ven la misión de la iglesia sin un cambio en el corazón. Muchos cristianos viven conforme a los requerimientos que la religión les impone buscando la dirección de Dios por su propia fuerza. Y llegan hasta el punto de juzgar a otros que no han sido exitosos en sus intentos de completar la misión de llevar el evangelio a través del servicio.

¿Fue Jonás un hombre exitoso? ¡Seguro que lo fue! Después de tres días de predicación a todas las personas de Nínive, se logró que toda la ciudad aceptara el mensaje y se arrepintiera.

En tres días (“una gran ciudad para Dios, de un recorrido de tres días”. Jonás 3: 3 Traducción Literal del hebreo)

no quedó ni un hombre que no estuviera convertido. ¡La única persona que no estaba convertida era Jonás!

Al finalizar estos cuarenta días Dios te hace un llamado a ser obediente, servir a otros y crecer espiritualmente hasta la altura que él desea.

¡Llegó el momento de servir y lograr que tu ciudad sea la gran ciudad de Dios!