“Fuente de la sabiduría” (La Oración, p. 273.3). Orar nos da acceso a los “recursos infinitos” (El Camino a Cristo, p. 95.1). Es el arma más eficaz contra los ataques de Satanás (Testimonios para la Iglesia, vol. 1 pp. 295, 296, 345, 346).

Les hablé de la promesa que Jesús hizo en Mateo 18:19, 20. “Otra vez os digo, que, si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (RVR1960). No dice “Si 200 o 300 pidieren” pero si dice “Si 2 o 3 piden” algo. No es que “podría hacerlo” sino un muy claro “lo haré”. 

Les dije a mis pocos oyentes: “No es una opción no hacer nada. Debemos orar y trabajar, y Dios dará los resultados como prometió”. Fue un sermón contundente sobre el poder de la oración.

Mientras mi esposa y yo conducíamos a casa, le dije: “Tenemos que mudarnos. No hay esperanza de crecimiento o de hecho de nada en esta iglesia”. Ella me repitió mi sermón, con la promesa de Jesús, y me preguntó: “¿Por qué no los llamas a orar?”. Lo hice con vacilación. Esas pocas señoras venían todas las mañanas a las 6:30 a.m. para orar juntos por el Espíritu Santo, el crecimiento de la iglesia, las familias, la ciudad, el plan de Dios para nuestra iglesia, y claridad en lo que necesitábamos hacer. Tres meses después, la iglesia contaba con una asistencia de 120 personas. 

Dios te llama a permanecer continuamente en Él, a orar sin cesar, a no desconectarte nunca y a caminar con Él. Él te invita a permanecer en Él, y tú debes invitarle diariamente a permanecer en ti. Esa es tu única fuente de verdadero poder. Esa es tu seguridad. Mientras estés conectado a Dios, Satanás no tiene poder sobre ti. Cristo en ti y tú en Él es el único camino hacia el crecimiento y el éxito.